Cuando una Máscara es la Esperanza

A lo largo de mis años como ilustrador, he investigado mucho sobre el campo donde me desempeño y por más libros que he leído, no existe fecha para conmemorar con exactitud el nacimiento de este método de expresión llamado el comics. Aunque el nombre del suizo Rodolphe Töpffer viene sonando desde 1837. Los invito a investigar este nombre, pues no quiero ahondar en este tema para no redundar en lo que quiero decir. Si decimos que la ilustración nace en la época de las cavernas, cuando el hombre trataba de representar su vida en las paredes con lo que hoy conocemos como geroglíficos, olvidaríamos por completo que mucho antes ya alguien dibujaba. Ese alguien se llama Dios. De manera pues, que la ilustración es algo divino, celestial y hasta poderoso.

Todo lo que nos rodea ha sido planificado en una mesa de dibujo, por eso no es descabellado imaginarnos a Dios sentado en algún lugar planificando, dibujando y creando el mundo con todo lo que contiene. Pero si de historia se trata entonces, demos un breve paseo por lo que ha sido lo más representativo de este maravilloso mundo del dibujo.

Los estadounidenses siempre nos han querido hacer creer, que ellos descubrieron el agua caliente y todo lo que se le parezca, es por ello que quizas al hablar de la historia del comics resaltan un personaje que publicó el periódico Wold en 1895 creado por el dibujante Richard Felton Outcault (Yellow Kid).

Los supuestos historiadores se olvidan injustamente de aquella biografía satírica de Napoleón Bonaparte, creada en 1800 por el dibujante James Gillray. O para ir más allá; en 1865 Wilham Busch crea a Max y Moritz, dos traviesos pilluelos que en la actualidad son recordados como los primeros personajes de historietas. Su creador, Wilham Busch, recibe el título mundial como el Precursor de la Caricatura, género que es distinto al comics. Aunque se parecen mucho, por eso reitero que investiguen el nombre de Rodolphe Töpffer.

Los estadounidenses siempre han visto en el comic una poderosa y productiva industria. Lo cual ha sido positivo en muchos aspectos, pero en numerosos casos lo han transformado de medio de entretenimiento a un arma de colonización y hasta de destrucción. De hecho, los estadounidenses se atribuyen la invención del comic con el ya citado Yellow Kid, cuando en realidad mucho antes ya habían miles de artistas tratando de darle vida a sus ideas a punta de dibujos, trazos y personajes.

Si bien es cierto, que no podemos considerar historieta o comics lo que hacían los cavernicolas con símbolos y figuras. También es cierto, que tres mil años antes de Cristo los Sumerios habían inventado las primeras letras para comenzar a escribir su historia. Pero eso no es historieta, ya que no las mezclaban con dibujos.

La primera mezcla de textos con dibujos se comenzó a ver cuando apareció la Biblia, la cual era hecha en su totalidad a mano pues a nadie se le había ocurrido inventar la imprenta. Pero lógicamente la Biblia no se puede considerar una historieta o un comics.

Luego comenzaron a salir libros con dibujos y textos. Tampoco eran comics, aunque se sentía su presencia en los libros infantiles que contaban cuentos de hadas y fábulas. La fotografía tampoco había sido inventada, de esta forma la prensa adornaba sus textos con ilustraciones, las cuales eran cada vez más aceptadas y buscadas por los lectores y editores.

Esto le dio más imortancia a los dibujantes y éstos a su vez a la creación de los primeros personajes. Evidentemente, que los más famosos dibujos han tenido la suerte de contar con el apoyo de medios impresos, empresarios y compañías dedicadas a darle fama a los personajes. Sabemos que las papeleras y archivos de la indiferencia se han tragado personajes que pudieron haber sido hasta mejores que muchos de los cuales hoy recorren el mundo impresos y mercadeados de mil maneras.